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Reflexiones diarias Padre Juan Diego Ruiz Arango. Medellín. Colombia.

Reflexiones diarias Padre Juan Diego Ruiz Arango. Medellín. Colombia.

Jose Jaime

Reflexiones diarias de las lecturas por parte del presbítero Juan Diego Ruiz Arango. Todos los días subimos la palabra de Dios y su reflexión.

1101 - Reflexión jueves 18 de julio de 2024. Padre Juan Diego Ruiz Arango.
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  • 1101 - Reflexión jueves 18 de julio de 2024. Padre Juan Diego Ruiz Arango.

    Primera lectura Hch 8,26-40 Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice? Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles EN aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: «Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto». Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y pégate a la carroza». Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: «¿Entiendes lo que estás leyendo?». Contestó: «¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?». E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: «Como cordero fue llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida ha sido arrancada de la tierra». El eunuco preguntó a Felipe: «Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?». Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: «Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?». Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría. Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea. Palabra de Dios. Salmo Sal 66(65),8-9. 16-17. 20 (R. 1b) R. Aclama al Señor, tierra entera. O bien: R. Aleluya V. Bendigan, pueblos, a nuestro Dios; hagan resonar sus alabanzas, porque él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies. R. V. Los que temen a Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo: a él gritó mi boca y lo ensalzó mi lengua. R. V. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya V. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo -dice el Señor-; el que coma de este pan vivirá para siempre. R. Evangelio Jn 6,44-51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo Lectura del santo Evangelio según san Juan. EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos los discípulos de Dios". Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad les digo: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». Palabra del Señor.

    Thu, 18 Apr 2024 - 07min
  • 1100 - Reflexión miércoles 17 de abril de 2024. Padre Juan Diego Ruiz Arango.

    Primera lectura Hch 8,1b-8 Iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles AQUEL día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres. Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Palabra de Dios. Salmo Sal 66(65),1-3a.4-5.6-7a (R. 1) R. Aclama al Señor, tierra entera. O bien: R. Aleluya V. Aclama al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre, canten himnos a su gloria. Digan a Dios: «¡Qué temibles con tus obras!». R. V. «Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre». Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. R. V. Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos en él, que con su poder gobierna eternamente. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya V. Todo el que cree en el Hijo tiene vida eterna -dice el Señor-; y yo lo resucitaré en el último día. R. Evangelio Jn 6,35-40 Esta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna Lectura del santo Evangelio según san Juan. EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como le he dicho, me han visto y no creen. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo o resucitaré en el último día». Palabra del Señor.

    Wed, 17 Apr 2024 - 06min
  • 1099 - Reflexión martes 16 de abril de 2024. Padre Juan Diego Ruiz Arango.

    Primera lectura Hch 7,51 - 8,1a Señor Jesús, recibe mi espíritu Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles EN aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas: «¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo, lo mismo que sus padres. ¿Hubo un profeta que sus padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora ustedes lo han traicionado y asesinado; ustedes recibieron la ley por mediación de ángeles y no la han observado». Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios». Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y, con estas palabras, murió. Saulo aprobaba su ejecución. Palabra de Dios. Salmo Sal 31(30),3cd-4. 6+7b+8a.17+21ab (R. 6a) R. A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu. O bien: R. Aleluya V. Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. R. V. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Yo confío en el Señor. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R. V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya V. Yo soy el pan de vida -dice el Señor-; el que viene a mí no tendrá hambre. R. Evangelio Jn 6, 30-35 No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan de cielo Lectura del santo Evangelio según san Juan. EN aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Pan del cielo les dio a comer"». Jesús les replicó: «En verdad, en verdad les digo: no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás». Palabra del Señor.

    Tue, 16 Apr 2024 - 06min
  • 1098 - Reflexión lunes 15 de abril de 2024. Padre Juan Diego Ruiz Arango.

    Primera lectura Hch 6, 8-15 No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles EN aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamaba de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Entonces indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés». Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel. Palabra de Dios. Salmo Sal 119(118),23-24.26-27. 29-30 (R. cf. 69[68],10) R. Dichoso el que camina en la ley del Señor. O bien: R. Aleluya V. Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medita tus decretos; tus preceptos son mi delicia, tus enseñanzas son mis consejeros. R. V. Te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus mandamientos; instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas. R. V. Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu ley; escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya V. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R. Evangelio Jn 6,22-29 Trabajen no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna Lectura del santo Evangelio según san Juan. DESPUÉS de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido del pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «En verdad, en verdad les digo: ustedes me buscan no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que crean en el que él ha enviado». Palabra del Señor.

    Mon, 15 Apr 2024 - 08min
  • 1097 - Reflexión Domingo 14 de abril de 2024. Padre Juan Diego Ruiz Arango.

    Primera lectura Hch 3,13-15. 17-19 Mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. EN aquellos días, Pedro dijo al pueblo: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y de quien renegaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo». Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidieron el indulto de un asesino; mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. Ahora bien, hermanos, sé que lo hicieron por ignorancia, al igual que sus autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se borren sus pecados. Palabra de Dios. Salmo Sal 4,2.4.7.9(R. cf. 7b) R. Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro. O bien: R. Aleluya. V. Escúchame cuando te invoco, Dios de mi justicia; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. R. V. Sépanlo: el Señor hizo milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque. R. V. Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» R. V. En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R. Segunda lectura 1Jn 2,1-5a Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero Lectura de la primera carta del apóstol san Juan. HIJOS míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. Palabra de Dios. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya V. Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas. R. Evangelio Lc 24,35-48 Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día Lectura del santo Evangelio según san Lucas. EN aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a ustedes». Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué se alarman?, ¿por qué surgen dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tienen algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que les dije mientras estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto». Palabra del Señor.

    Sun, 14 Apr 2024 - 08min
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