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672 - Fiesta Santos Felipe y Santiago
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  • 672 - Fiesta Santos Felipe y Santiago









    03/05/2024 – En el día de los santos Felipe y Santiago, en el Evangelio del día, San Juan 14,6-14, Jesús se muestra como “camino, verdad y vida”. Él es quien nos rescata reorientando todas las búsquedas y anhelos que hay en nosotros.



    Somos peregrinos, caminantes a veces errantes. Pidamos a Jesús que nos muestre el horizonte y nos ayude a avanzar por donde nos indica, encontrando la paz en lo profundo del corazón.








    Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: ‘Muéstranos al Padre’?¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.”Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.



    San Juan 14,6-14.




    Soledad, compañera del camino,que me acompaña en mi andar errante,me enseña a vivir en el silencio,y a encontrar la paz en el distante.Atahualpa



    Nuestra histórica tradición de caminantes



    El frenesí viajero no es algo nuevo, está a lo largo de la Biblia. Empezando por el principio: el jardín en que estaban Adán y Eva no debía estar mal, pero, quieras que no, un poco confinados sí que estaban, así que salir de allí y explorar otros lugares no fue un verdadero castigo.El siguiente viaje lo hizo Abraham saliendo de su tierra y luego envió a su siervo Eleazar a 2.500 Km para buscarle novia a Isaac: las chicas cananeas eran un poco alocadas y en su pueblo de origen eran más formales; encontró a Rebeca que reunía todos los requisitos, además de ser muy bella (Gn 24).



    Jacob fue el patriarca más movido, no sabemos si por gusto o porque lo perseguía su hermano Esaú, enfurecido con él por diversas razones. Iba de acá para allá huyendo y menos mal que se echó a dormir de cansancio y Dios encontró cobertura para conectarse con él (Gn 28).



    Elías corrió más peligros en su travesía por el desierto; se tumbó exhausto bajo un arbusto, pero un ángel/le trajo un bocadillo y le reanimó (1 Re 19). Moisés fue otro viajero persistente, con el mérito a su edad de tener que subir y bajar constantemente al Sinaí, cosa que hacía sin rechistar y sin preguntarle a Dios el porqué de su fijación con aquel monte.



    Y así llegamos a Jesús, que aparece constantemente en los evangelios como sujeto de verbos de movimiento: ir, llegar, marchar, atravesar, desembarcar, cruzar, salir, entrar, levantarse, seguir, recorrer… “Hoy, mañana y pasado tengo que continuar mi viaje…” (Lc 13, 33). Sus desplazamientos tenían a veces un destino fijo: “se retiró a Galilea” (Mc 4,12), “fue a Nazaret donde se había criado…” (Lc 4,16), “bajó a Cafarnaúm” (Lc 4,31), “volvió a Betania” (Mc 11,11), “camino de Jerusalén, recorría ciudades y aldeas…” (Lc 13,22).



    Otras veces caminaba sin un destino programado aparente y en ese espacio se producían encuentros: paseando al borde del mar vio a los que van a ser sus primeros discípulos (Mt 4,18); saliendo de Jericó va a encontrar a Zaqueo (Lc 18,35) y a Bartimeo (Mc 10,46); al entrar en una aldea le salen al encuentro diez leprosos ...
    Fri, 03 May 2024 - 9min
  • 671 - 1 de Mayo Fiesta de San José Obrero









    01/05/2024 – En el día del trabajador y de San José Obrero compartimos la catequesis del día:








    Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?»Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.



    Mateo 13,54 -58




    Los evangelistas Mateo y Marcos definen a José como “carpintero” u “obrero de la madera”. «¿No es éste el hijo del carpintero?» (13,55; cf. Mc 6,3). Jesús practicó el oficio de su padre.



    El término griego tekton, usado para indicar el trabajo de José, ha sido traducido de varias maneras. Los Padres latinos de la Iglesia lo hicieron con “carpintero”. Pero en la Palestina de los tiempos de Jesús la madera servía, además de para fabricar arados y muebles varios, también para construir casas, que tenían ventanas de madera y techos de terraza hechos de vigas conectadas entre sí con ramas y tierra. Por tanto, “carpintero” u “obrero de la madera” era una calificación genérica, que indicaba tanto a los artesanos de la madera como a los trabajadores que se dedicaban a actividades relacionadas con la construcción. Un oficio duro, teniendo que trabajar materiales pesados, como madera, piedra y hierro.



    Desde el punto de vista económico no aseguraba grandes ganancias, como se deduce del hecho de que María y José, cuando presentaron a Jesús en el Templo, ofrecieron solo un par de tórtolas o pichones (cf. Lc 2,24), como prescribía la Ley para los pobres (cf. Lv 12,8). Por tanto, Jesús adolescente aprendió del padre este oficio. Por eso, cuando de adulto empezó a predicar, sus paisanos asombrados se preguntaban: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?» (Mt 13,54), y se escandalizaban a causa de él (cf. v. 57), porque era el hijo del carpintero, pero hablaba como un doctor de la ley, y se escandalizaban de esto.



    El libro del Génesis narra que Dios creó al hombre y a la mujer confiándoles la tarea de llenar la tierra y dominarla, que es igual a cultivarla y protegerla, cuidar de ella con el propio trabajo (cf. Gn 1, 28; 2, 15).



    El trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de una persona. El trabajo, por usar una imagen, nos «unge» de dignidad, nos colma de dignidad; nos hace semejantes a Dios, que trabajó y trabaja, actúa siempre (cf. Jn 5, 17); da la capacidad de mantenerse a sí mismo, a la propia familia, y contribuir al crecimiento de la propia nación.



    Pensemos en las dificultades que encontramos hoy en el tener un trabajo digno cuantos desempleados, muchas veces por causa de una concepción economicista de la sociedad, que busca el beneficio egoísta, al margen de los parámetros de la justicia social.



    Cuántas personas, en todo el mundo, son víctimas de este tipo de esclavitud, en la que es la persona quien sirve al trabajo, mientras que debe ser el trabajo quien ofrezca un servicio a las personas para que tengan dignidad.



    Por más que cambien los mecanismos de producción, la política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo». En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la ...
    Thu, 02 May 2024 - 50min
  • 670 - Permancer en el amor de Dios









    02/05/2024 – En el evangelio de hoy, Jesús nos invita a permancer en él, nos dice “Permanezcan en mi amor”. Como Él esta en el Padre, quiere que estemos con Él.



    Lo que nos hace permanecer en unión entre el Padre el Hijo y ser uno con ellos es el Episitu Santo, es la savia que nos permite esyar injertos en el Señor como el sarmiento a la Vid y desde allí, anunciar al mundo el gran misterio del amor con que Dios ha venido a rescatarnos y salvarnos.




    Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.» San Juan 15,9-11




    Injertados en Jesús por la gracia del amor



    Hoy Jesús nos dice que nos ama y que el amor que ha venido a revelarnos está sellado por la entrega de su vida y Él anhela que podamos permanecer en ese amor, dándole la bienvenida. Al amor de Dios no se lo negocia; en gratuidad se ofrece y en gratuidad también se entrega. Esto es permanecer. Un verbo que en las Sagradas Escrituras aparece ciento dieciocho veces: sesenta y siete veces se lo utiliza en el Evangelio de San Juan, con variado sentido (estar junto a alguien; estar en un lugar determinado, por ejemplo). Pero el de la Palabra de hoy tiene un sentido preciso, teológico: permanecer es “en” y particularmente en la persona de Jesús.



    la permanencia es mutua: el discípulo en el Señor y el Señor en el discípulo. Es una permanencia que viene dada por una inserción en la persona de Jesús. Tal cual lo indica la parábola de la vid, nosotros los sarmientos, un injerto de amor en Cristo, la vid. Cuando se hace un injerto en un árbol: se arranca de otro lugar la rama que se va a injertar y se hace una herida en el árbol para allí introducir lo que se va a injertar.



    Esa herida es el amor de Dios que se entrega por nosotros y en la Cruz se abre para darnos la bienvenida y compartirnos la savia de la riqueza íntima de su misterio de Padre, Hijo y Espíritu Santo; la riqueza más profunda que está contenida en el árbol de vida que ya no es aquél del Edén, sino que es Cristo, es el Amor. Por eso, la invitación a injertarnos es a permanecer en ese Amor.



    ¿Cómo se hace para permanecer en el Amor, dándole la bienvenida al amor?



    Uno puede reconocer a lo largo de su vida cómo fue visitado por la presencia del amor en el seno de la familia, en la amistad, en el noviazgo, en los compañeros de trabajo y de estudio; cómo nos sorprendió el amor y nos reveló el misterio de la vida. La vida está hecha para ser vivida en esa clave y sólo cuando encontramos un amor grande por el cual vivir, encontramos el motivo de la vida. Y hay más de una oportunidad en que el Amor se manifiesta en pequeños gestos con los que el Señor se acerca a nosotros, atrayéndonos hacia aquel lugar en donde quiere llenarnos de vida nueva.



    Es la vida del Espíritu la que se comunica a través de esos gestos. Es la Savia, es el misterio del vínculo entre el Padre y el Hijo, que se llama Espíritu Santo y que ahora se derrama sobre nosotros en abundancia, en multifacéticas expresiones, en un montón de coloridos matices que nos hablan de la riqueza que allí está escondida.



    Te invito a que despiertes al amor, a que salgas de tus lugares de pesadumbre, sinsentido, agobio, tristeza y te animes a dejarte visitar por esta presencia de amor.



    Llamados a dar frutos



    Estamos llamados a dar fruto abundante, para el bien de los demás, para gloria de Dios,
    Thu, 02 May 2024 - 19min
  • 669 - Jesús nos regala su paz









    30/04/2024 – “𝗟𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗼 𝗹𝗮 𝗽𝗮𝘇, 𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗼𝘆 𝗺𝗶 𝗽𝗮𝘇, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗹𝗮 𝗱𝗮 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼. ¡𝗡𝗼 𝘀𝗲 𝗶𝗻𝗾𝘂𝗶𝗲𝘁𝗲𝗻 𝗻𝗶 𝘁𝗲𝗺𝗮𝗻!”, dice Jesús en el evangelio del día, San Juan 14,27-31.  La paz que da Jesús es la que habita en el corazón, es la paz del pesebre de Belén, la de la Pascua. 



    Que esa paz, que solo Jesús puede brindar, resida en tu corazón. Confía en que al llevarla con vos, contribuís significativamente en estos tiempos difícles que atravesamos.




    Jesús dijo a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman ! Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.» San Juan 14,27-31a.




    Jesús, desde la cruz nos da su paz



    “Les dejo la paz, mi paz les doy” (Juan 14,27).Esta paz de Jesús fluye en el creyente, que permanece en Cristo, y busca abarcar todas las dimensiones de su existencia.



    Jesús desde la cruz, aún en medio de los mayores tormentos, mantiene su vinculo de amor con el Padre y la misión hasta el final conservando el don de la paz: “Todo está cumplido” (Juan 19,30).



    Dios en Cristo tomando nuestra carne experimenta el sentido del sufrimiento y desde ese lugar nos invita a la plenitud. “El sufrimiento parece pertenecer a la trascendencia del hombre; es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido « destinado » a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo”. S D 2



    Cuando la ofrenda ha llegado a su plenitud, desciende una gran paz sobre el espíritu del Señor. Todo está cumplido, ya puede regresar a la casa de su Padre para reencontrarse y fundirse con él, ya todo está cumplido. Nosotros cuando transitamos el sufrimiento de la mano de Jesús, lo que parece final se constituye el comienzo de un nuevo camino.



    El asumir el dolor con sentido de redención es un proceso que atraviesa el mismo Jesús. Se lo puede ver particularmente el Huerto de los Olivos.



    Allí experimentó la angustia más profunda: “Padre mío, si es posible, que se pase de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt 26, 39). Entonces, vino un ángel del cielo a consolarlo y la paz regresó. Es la aceptación la que permite esta experiencia de consuelo y paz. Es la aceptación de su misión redentora la que le permite decir al Padre: “hágase tu voluntad y no la mía”



    En el calvario, esa sensación de lejanía y aridez que pudo haber experimentado en el Huerto de los Olivos, fue superada.



    El secreto de cómo conservar la paz en el sufrimiento está en abrazar libremente las pruebas con amor, en unión con Jesús. Ofrecerlo por el mundo entero, con el anhelo de ser fiel al camino del amor.



    En esos momentos como Jesús en su Getsemaní, clama al Padre del cielo y él, junto a sus ángeles, nos consolara y la paz volverá a tu corazón.



    Por lo demás, Dios promete a los hombres y mujeres que trabajen por la paz: “No te sobrevendrá ningún mal ni la enfermedad llegará a tu casa; él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con piedra alguna” (Salmo 91,10-12).



    Al haber Jesús cumplido, a fondo, la voluntad del Padre, es fuente de paz infinita que se irradia,
    Tue, 30 Apr 2024 - 43min
  • 668 - Por amor, Dios puso Su morada en nosotros









    29/04/2024 – En el Evangelio del día 𝗦𝗮𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 𝟭𝟰,𝟮𝟭-𝟮𝟲, el Señor nos invita a reconocer que somos morada de Dios.



    El universo que no puece contener a Dios, y Dios que quiere ser contenido en el corazón humano. ¡𝗠𝗮𝗿𝗮𝘃𝗶𝗹𝗹𝗼𝘀𝗮 𝗲𝗹𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗗𝗶𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗰𝗲 𝗽𝗼𝗿 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀! Ingresemos, con reverencia, a ese lugar del corazón donde habita y permanece con nosotros.




    Jesús dijo a sus discípulos:«El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.Judas -no el Iscariote- le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.» Juan 14, 21-26




    Dios eligió su morada en nosotros por puro amor



    El universo inconmensurable no puede contener a Dios y misteriosamente Dios nos elige para habitar en nosotros si nos decidimos a permanecer unidos a Él por el amor.



    “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él”.Lo nuestro será siempre una respuesta a su iniciativa Divina. Dios nos ha amado primero, dice la citada Carta de Juan (cf. 4, 10), y este amor de Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible, « Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él » (1 Jn 4, 9).



    Dios se ha hecho visible: en Jesús podemos ver al Padre (cf. Jn 14, 9). De hecho, Dios es visible de muchas maneras. En la historia de amor que nos narra la Biblia, Él sale a nuestro encuentro, trata de atraernos, llegando hasta la Última Cena, hasta el Corazón traspasado en la cruz, hasta las apariciones del Resucitado y las grandes obras mediante las que Él, por la acción de los Apóstoles, ha guiado el caminar de la Iglesia naciente.



    El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él se refleja; mediante su Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana.



    Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este « antes » de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta.



    En el desarrollo de este encuentro se muestra también claramente que el amor no es solamente un sentimiento. Los sentimientos van y vienen. Pueden ser una maravillosa chispa inicial, pero no son la totalidad del amor.



    Es propio de la madurez del amor que abarque todas las potencialidades del hombre e incluya, por así decir, al hombre en su integridad.



    La historia de amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en que esta comunión de voluntad crece en la comunión del pensamiento y del sentimiento, de modo que nuestro querer y la voluntad de Dios coinciden cada vez más: la voluntad de Dios ya no es para mí algo extraño que los mandamientos me imponen desde fuera, sino que es mi propia voluntad,
    Mon, 29 Apr 2024 - 51min
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